¿Funciona la homeopatía?

viernes, 29 de enero de 2010

Pues no.

 

Sé que a muchos de mis amigos la homeopatía les parece un remedio genial que funciona la perfección. Yo no comparto esa opinión y llevaba unas semanas pensando en escribir algo al respecto argumentando desde la lógica, la química y el sentido común mi posición. Sin embargo, lo que haré será simplemente copiar y pegar del blog de Lola Cárdenas (Uno por uno, uno; uno por uno, dos; uno por uno...) un sencillo y eficiente artículo sobre la homeopatía. Yo no podría explicarlo más brevemente ni mejor. Así que los méritos para ella y los deméritos para mí, por copión :-)

 

Lo que sí que pongo de mi cosecha es esto: Si la homeopatía funciona, ¿por qué no hay anticonceptivos homeopáticos?

 

 

 

http://locomundo.blogspot.com/2010/01/homeopatia-no-gracias.html

¿Homeopatía? No, gracias.

La primera vez que supe de la homeopatía fue a raíz de una casi familiar. La mujer había obligado a su marido a ir a un homeópata (o así se hacía llamar), y este señor, mirándole las uñas de las manos, decidió que dicho marido no podía ni comer ternera, ni tomar más vino. Cuando me lo contaron, pensé "vaya tontería más grande". Al poco tiempo, cogí un resfriado, y esta mujer se empeñó en darme un frasco con gotas homeopáticas que me curarían el resfriado. Teniendo fresca en la memoria la anécdota de la restricción de dieta en función de las uñas, no tenía ningún interés en aceptar el frasco.

Pregunté a esta mujer si conocía el dicho popular, que los resfriados, si los tratas te duran siete días, y si no, una semana. Me preguntó que por qué decía eso. "Pues porque si dentro de una semana se me ha pasado, nada asegura que hayan sido estas gotas". Torció el gesto e insistió: "¡tú tómatelas, tonta, que por probar no vas a perder nada!"

"¿Qué lleva esto?", le dije. "Un preparado de plantas. Es natural, no te puede hacer daño", dijo ella. "Y la amanita phalloides también es natural, y no creo que me siente bien".

"¡Que te lo quedes! Encima que intento ser amable contigo". Pues nada, que me lo quedé. Leí la composición, no me sonaba a nada de farmacia, y dejé el frasco en un estante. Cuando se me curó el resfriado, se lo devolví. "Te lo dije... siete días, una semana".

¿Por qué cuento esto? Porque, al igual que me sucedió a mí, he descubierto que más gente piensa que la homeopatía "tiene que ver con plantas". Y resulta que no. Es decir: de partida, ni siquiera podemos estar seguros de que, quien se diga homeópata, realmente practique la homeopatía. Ni de que los pacientes sepan qué es lo que deben esperar de un homeópata.

Algún tiempo después (tres años después, para ser precisos), supe de qué iba la homeopatía realmente. Era aún más absurdo que la idea que esta mujer me ha había transmitido. De hecho, lo que hacía su "homeópata" ni siquiera tiene nada que ver con la homeopatía (excepto en lo relativo a no curar). Resultaba que "lo similar cura lo similar", y que cuanto más se diluya el principio activo, más potente es su efecto.

Lo similar cura lo similar implica que, por ejemplo, el envenenamiento se cura con veneno, pero entonces no explica si la vida se "cura" con vitaminas (o sea, si las vitaminas en dosis homeopáticas te matarían: su tesis dice que así es). Es decir, sólo explica que hay cosas que te curen, pero no explica entonces por qué lo bueno no cura lo bueno (es decir, provoca un efecto malo sobre la salud).

Las continuas diluciones implican que no hay una sola molécula de principio activo en el brebaje. Entonces, una no sabe qué es lo que hace que te cures. No sólo eso. Volvamos al caso del veneno. Si te envenenas, un veneno te cura. Aceptamos barco por un momento. Pero si la homeopatía es cierta, eso significa que el principio activo (el veneno), cuando más diluido, ¡más potente! ¿Cómo me va a curar el veneno si, cuanto más se diluye, más potente es?

En este punto, la lógica se va a un rincón y se echa a llorar.

Aparte de la contradicción señalada, el hecho de que al final no quede una sola molécula de principio activo no conseguía explicar cómo, entonces, la nada podía tener algún efecto. La "memoria del agua" vino a ser la explicación ad hoc que intenta salvar ese claro sinsentido. Pero cuando intentas dar coherencia a lo que no la tiene, el absurdo se multiplica. En este caso, diciéndonos que no importa que no quede principio activo, porque el agua "lo recuerda".
Y claro, el absurdo se multiplica por varios motivos:

  • ¿Qué pasa entonces con la homeopatía en píldoras? Ahí no hay agua.
  • ¿Y cómo es que el agua sólo recuerda al principio activo, pero no todos los venenos que se han vertido, heces líquidas, basura, peces en descomposición...?



A lo segundo dirán que es que el agua sólo se acuerda de lo bueno. Lo que hace el absurdo aún mayor. ¿El agua, una molécula inorgánica bien sencilla, resulta que "sabe" lo que es bueno, concretamente, para los humanos? Válgame.

Lo peor es que todo este sinsentido acabe obteniendo favor político e institucional. La homeopatía no ha probado su validez de manera científica (y no, "a mí me ha funcionado" no es un argumento). Sin embargo, las instituciones, quizá sin darse cuenta del mal que hacen, la cubren de un manto de "respetabilidad" que complica mucho la discusión de sus postulados. Ni "a mí me funciona", ni el soporte que pueda tener en un momento dado por los políticos y otras instituciones son un argumento científico.

Por ello, desde Círculo Escéptico hemos enviado dos cartas para las que, a título personal, animo a los lectores a sumarse. A la
Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, que aprobó una proposición no de ley mediante la cual se insta al Gobierno para que adopte las medidas oportunas para que la homeopatía se realice exclusivamente por licenciados en medicina y cirugía. Y a la Organización Médica Colegial, que en su asamblea decidió reconocer el ejercicio de la homeopatía como acto médico.

No hay que hacer concesiones con las pseudomedicinas: tu salud, e incluso tu vida, está en juego. ¿No te lo crees? Pues sí, cuando te preguntes "qué daño hace la homeopatía",
recuerda bien las vidas que se han perdido por abandonar un tratamiento real, o no poder haber sido tratados a tiempo. Claro que hace daño.

Porque, no lo olvides: incluso la homeopatía, que por el hecho de ser sólo agua, no puede tener efectos secundarios, es peligrosa. Es peligrosa por cuanto un paciente, convencido de su eficacia, puede acabar abandonando tratamientos efectivos de verdad. Y en algunos casos, sí: se muere de algo que se podía evitar.