¿Se estropean las hamburguesas?

miércoles, 9 de junio de 2010

Corren por internet varias historias de gente que ha guardado durante varios meses e incluso años una hamburguesa y no se ha estropeado. Típicamente, la historia sucede con una hamburguesa Big Mac o un Happy Meal de McDonald's (y sorprendentemente, casi nunca se usan hamburguesas de otras cadenas de comida rápida).

¿Pero puede ser esto cierto, o es otra leyenda urbana?

Pues efectivamente, esto es cierto y es lo que sucede. Pero contrariamente a lo que se publicita, no es un signo de la mala calidad del alimento. Lo único que sucede es que la comida se deshidrata con el paso del tiempo. Probablemente pierda sabor, ¡y comer su carne sea más parecido a comer un trozo de suela de zapato!. Pero conservada adecuadamente, se "momificará" sin mucho problema.

¿Y por qué no hay moho ni hongos? Bueno, ¿pero por qué asumimos que debieran tenerlo?. Una galleta "María", puede quedar en el fondo de un armario de la cocina (dependiendo de la higiene de cada uno, claro...) durante años sin que le salga moho. Las galletas secas siempre han sido un alimento común en los barcos en la antigüedad. El pan duro se ha guardado tradicionalmente en los pueblos para alimentar animales como gallinas y cerdos. Incluso para hacer sopas de ajo, torrijas, picatostes... La miel puede conservarse durante muchísimo tiempo se se guarda adecuadamente. La lista podría ser muy larga.

Una hamburgesa puede ser tan sana o perjudicial como nosotros queramos. Únicamente hay que tener en cuenta su contenido nutricional, y no abusar de este alimento, como no abusaríamos de ningún otro.

¡Y comed fruta y verduras también!

¿Existe el reloj perpetuo?

martes, 8 de junio de 2010

¿Cuánto nos duran un par de pilas en una linterna, o la batería del móvil? El primer caso, tal vez algunas semanas, y en los móviles modernos, no más de un par de días. ¿Podría existir un reloj basado en el movimiento continuo, que nunca se parase?

La respuestas es clara: No.

No puede existir una máquina de movimiento perpetuo, la cual no necesitaría aportes de energía externa. Esto violaría la segunda ley de la termodinámica. Se excluye, claro, los relojes que funcionen con energía solar o con el movimiento de la muñeca, pues tendrían un aporte energético externo (y sin esa fuente de energía, se paran).

Sin embargo, existe en Oxford un reloj que lleva funcionando desde 1840 con las mismas baterías. Se trata del reloj de pila seca de Clarendon, u Oxford Electric Bell, un reloj experimental que funciona con la energía eléctrica de dos pilas secas.

El mecanismo está expuesto en el Laboratorio Clarendon, de la Universidad de Oxford. El reloj fue comprado a Watkins & Hill, en Londres, en 1840 ¡y podría llevar funcionando ya unos años en esa fecha! El mecanismo consiste en un pequeño péndulo metálico de 4 mm de diámetro suspendido por hilo de seda entre dos esferas de latón, las cuales están alineadas con dos pilas secas. Las pilas están conectadas en serie, embebidas en una cubierta de azufre, y una campana de vidrio impide oir el golpeteo continuo del péndulo contra las bolas. Sin embargo, su movimiento sí que es apreciable a la vista. Es necesario hacer un pequeño apunte: El reloj se detuvo manualmente durante los años 40 del siglo XX para conocer la composición de las pilas, con el fin de hacer una réplica. Parece ser que se trata de pilas secas de Zamboni, un ingenio de inventado en 1812.

En muchos libros se refieren a este reloj como una máquina de movimiento perpetuo. Bueno, sus pilas son muy duraderas, pero en algún momento se detendrán. ¿Cuándo? ¡Tal vez dure más que nosotros mismos!

Para saber más:
http://www.physics.ox.ac.uk/history.asp?page=Exhibit1
http://en.wikipedia.org/wiki/Zamboni_pile
http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%B3vil_perpetuo
http://es.wikipedia.org/wiki/Segunda_ley_de_la_termodin%C3%A1mica

Un gato en caída libre - ¿Cuándo no se mata?-.

jueves, 20 de mayo de 2010

¿Cuál es la altura óptima para que un gato se caiga de una ventana y sobreviva? No un primer o segundo piso, sino... un séptimo o más alto.

Todos hemos oído alguna vez lo de que los gatos tienen siete vidas por ser tan ágiles y flexibles ante una caída. Obviamente sólo tienen una; al caer, tienen la facilidad de darse la vuelta en el aire y modificar su centro de gravedad. Cuando arquean su cuerpo, hacen que el centro de masas queden entre su panza y la patas, por lo que lógicamente caerán de pie.

Si un gato cae desde un segundo piso, o desde un tercero, es probable que no tenga tiempo de girarse adecuadamente. Pero si se cae de un séptimo o de un octavo, tendrá tiempo de darse cuenta de lo que ocurre, reaccionar, y preparar la caída.

¿Y si cae desde un piso 14? Pues a partir del séptimo piso, prácticamente da igual de qu éaltura caiga, porque el rozamiento con el aire impedirá que el animalito adquiera demasiada velocidad. Todos los cuerpos que caen en una atmósfera tienen una velocidad terminal (velocidad máxima que se puede adquirir en caída libre por la acción del rozamiento con el medio). Esto es fácil de imaginar si pensamos en un barco hundiéndose en el mar: Se hundirá a una velocidad máxima, y no continuará acelerado infinitamente.

Pues para cuerpos en el aire ocurre lo mismo. En el caso de los gatos, esta velocidad es de 100 km/h, y por el rozamiento con el aire no pueden superarla en caída libre. Así, en realidad da lo mismo que se caigan de un octavo o de una planta 25, porque un gato no se mata a esa velocidad.

Esto es bastante común, y la velocidad terminal es la razón por la que muchos animales sobreviven cualquier caída: arañas, ratones, hormigas... Desgraciadamente para nosotros, nuestra velocidad terminal es muy elevada, cerca de 200 km/h, y una caída superior a unos pocos metros conlleva nuestra muerte inmediata.

Nota: Este artículo se ha escrito sin experimentar la caída de ningún gato. ¡No se han dañado animales! :-)


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La excepción que confirma la regla

lunes, 10 de mayo de 2010

Es un dicho muy manido y popular. Cuando algo se sale de lo normal decimos que es la excepción que confirma la regla. Pero ¿tiene esto sentido? Pues sí, pero no siempre.

 

Las excepciones no confirman ninguna regla cuando hablamos de "observaciones", más que de leyes. Si una regla tiene excepciones, entonces la regla no es muy válida, y nada más. Las excepciones jamás confirman una regla, sino que la invalidan. Podemos enunciar una regla como que "todos los pájaros vuelan".  Sin embargo, una excepción a esta premisa (los pingüinos no vuelan), no la confirma, sino que la invalida.

 

Entonces, ¿por qué usamos este dicho popular?. En realidad, este dicho tiene su origen en una frase latina empleada en tiempos antiguos y medievales: "exceptio probat regulam in casibus non exceptis", ("la excepción confirma la regla en los casos no exceptuados"), queriendo decir que la  declaración de una excepción establece la existencia de una regla contraria a la excepción. Parece complicado, pero no lo es. Aquí, algunos ejemplos:

 

·         "Prohibido aparcar de 07.00 a 18.00": Establece que durante el resto del día sí se puede aparcar (esta sería la regla, la norma).Legalmente, la presencia de esta señal confirma la norma general de que sí se puede aparcar fuera de ese horario". Si esto no fuese así, aparcar bajo esta señal de 9 a 10 de la noche podría conllevar una multa. Porque tal vez estuviera prohibido pero no lo sabemos. Precisamente porque la señal estipula que está prohibido aparcar dentro de un horario restringido, su presencia confirma que fuera de ese horario sí se puede aparcar.

 

·         "Acceso para residentes": Del mismo modo, esta señal implica que los no residentes (la regla) no pueden pasar.

 

·         "Prohibido jugar a la pelota en este parque": Establece que sí se puede jugar con una cometa o con una bicicleta o cualquier juguete. Esto sería la regla, la norma válida, y la excepción la confirma.

 

·         "Sala para fumadores": En un aeropuerto hay salas para fumadores. Su presencia confirma la regla de que, fuera de esas salas, no se puede fumar.

 

·         "Los productos de la sección de SALDOS no se pueden cambiar": Implica que el resto de los productos, sí se pueden cambiar.

 

 

Como se ve, este dicho no tiene sentido cuando se aplica en contextos como estamos acostumbrados: "Siempre llueve en Semana Santa... este año hizo sol,  que es la excepción que confirma la regla". "Los jueces son gente muy seria. Tu primo, que es muy bromista, es la excepción que confirma la regla".

 

¿Sí? ¿lo confirma realmente? ¡Por supuesto que no!.

 

Tienes más ejemplos como los citados anteriormente? ¡ Cuéntalo en los comentarios!.

¿Funciona la homeopatía?

viernes, 29 de enero de 2010

Pues no.

 

Sé que a muchos de mis amigos la homeopatía les parece un remedio genial que funciona la perfección. Yo no comparto esa opinión y llevaba unas semanas pensando en escribir algo al respecto argumentando desde la lógica, la química y el sentido común mi posición. Sin embargo, lo que haré será simplemente copiar y pegar del blog de Lola Cárdenas (Uno por uno, uno; uno por uno, dos; uno por uno...) un sencillo y eficiente artículo sobre la homeopatía. Yo no podría explicarlo más brevemente ni mejor. Así que los méritos para ella y los deméritos para mí, por copión :-)

 

Lo que sí que pongo de mi cosecha es esto: Si la homeopatía funciona, ¿por qué no hay anticonceptivos homeopáticos?

 

 

 

http://locomundo.blogspot.com/2010/01/homeopatia-no-gracias.html

¿Homeopatía? No, gracias.

La primera vez que supe de la homeopatía fue a raíz de una casi familiar. La mujer había obligado a su marido a ir a un homeópata (o así se hacía llamar), y este señor, mirándole las uñas de las manos, decidió que dicho marido no podía ni comer ternera, ni tomar más vino. Cuando me lo contaron, pensé "vaya tontería más grande". Al poco tiempo, cogí un resfriado, y esta mujer se empeñó en darme un frasco con gotas homeopáticas que me curarían el resfriado. Teniendo fresca en la memoria la anécdota de la restricción de dieta en función de las uñas, no tenía ningún interés en aceptar el frasco.

Pregunté a esta mujer si conocía el dicho popular, que los resfriados, si los tratas te duran siete días, y si no, una semana. Me preguntó que por qué decía eso. "Pues porque si dentro de una semana se me ha pasado, nada asegura que hayan sido estas gotas". Torció el gesto e insistió: "¡tú tómatelas, tonta, que por probar no vas a perder nada!"

"¿Qué lleva esto?", le dije. "Un preparado de plantas. Es natural, no te puede hacer daño", dijo ella. "Y la amanita phalloides también es natural, y no creo que me siente bien".

"¡Que te lo quedes! Encima que intento ser amable contigo". Pues nada, que me lo quedé. Leí la composición, no me sonaba a nada de farmacia, y dejé el frasco en un estante. Cuando se me curó el resfriado, se lo devolví. "Te lo dije... siete días, una semana".

¿Por qué cuento esto? Porque, al igual que me sucedió a mí, he descubierto que más gente piensa que la homeopatía "tiene que ver con plantas". Y resulta que no. Es decir: de partida, ni siquiera podemos estar seguros de que, quien se diga homeópata, realmente practique la homeopatía. Ni de que los pacientes sepan qué es lo que deben esperar de un homeópata.

Algún tiempo después (tres años después, para ser precisos), supe de qué iba la homeopatía realmente. Era aún más absurdo que la idea que esta mujer me ha había transmitido. De hecho, lo que hacía su "homeópata" ni siquiera tiene nada que ver con la homeopatía (excepto en lo relativo a no curar). Resultaba que "lo similar cura lo similar", y que cuanto más se diluya el principio activo, más potente es su efecto.

Lo similar cura lo similar implica que, por ejemplo, el envenenamiento se cura con veneno, pero entonces no explica si la vida se "cura" con vitaminas (o sea, si las vitaminas en dosis homeopáticas te matarían: su tesis dice que así es). Es decir, sólo explica que hay cosas que te curen, pero no explica entonces por qué lo bueno no cura lo bueno (es decir, provoca un efecto malo sobre la salud).

Las continuas diluciones implican que no hay una sola molécula de principio activo en el brebaje. Entonces, una no sabe qué es lo que hace que te cures. No sólo eso. Volvamos al caso del veneno. Si te envenenas, un veneno te cura. Aceptamos barco por un momento. Pero si la homeopatía es cierta, eso significa que el principio activo (el veneno), cuando más diluido, ¡más potente! ¿Cómo me va a curar el veneno si, cuanto más se diluye, más potente es?

En este punto, la lógica se va a un rincón y se echa a llorar.

Aparte de la contradicción señalada, el hecho de que al final no quede una sola molécula de principio activo no conseguía explicar cómo, entonces, la nada podía tener algún efecto. La "memoria del agua" vino a ser la explicación ad hoc que intenta salvar ese claro sinsentido. Pero cuando intentas dar coherencia a lo que no la tiene, el absurdo se multiplica. En este caso, diciéndonos que no importa que no quede principio activo, porque el agua "lo recuerda".
Y claro, el absurdo se multiplica por varios motivos:

  • ¿Qué pasa entonces con la homeopatía en píldoras? Ahí no hay agua.
  • ¿Y cómo es que el agua sólo recuerda al principio activo, pero no todos los venenos que se han vertido, heces líquidas, basura, peces en descomposición...?



A lo segundo dirán que es que el agua sólo se acuerda de lo bueno. Lo que hace el absurdo aún mayor. ¿El agua, una molécula inorgánica bien sencilla, resulta que "sabe" lo que es bueno, concretamente, para los humanos? Válgame.

Lo peor es que todo este sinsentido acabe obteniendo favor político e institucional. La homeopatía no ha probado su validez de manera científica (y no, "a mí me ha funcionado" no es un argumento). Sin embargo, las instituciones, quizá sin darse cuenta del mal que hacen, la cubren de un manto de "respetabilidad" que complica mucho la discusión de sus postulados. Ni "a mí me funciona", ni el soporte que pueda tener en un momento dado por los políticos y otras instituciones son un argumento científico.

Por ello, desde Círculo Escéptico hemos enviado dos cartas para las que, a título personal, animo a los lectores a sumarse. A la
Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, que aprobó una proposición no de ley mediante la cual se insta al Gobierno para que adopte las medidas oportunas para que la homeopatía se realice exclusivamente por licenciados en medicina y cirugía. Y a la Organización Médica Colegial, que en su asamblea decidió reconocer el ejercicio de la homeopatía como acto médico.

No hay que hacer concesiones con las pseudomedicinas: tu salud, e incluso tu vida, está en juego. ¿No te lo crees? Pues sí, cuando te preguntes "qué daño hace la homeopatía",
recuerda bien las vidas que se han perdido por abandonar un tratamiento real, o no poder haber sido tratados a tiempo. Claro que hace daño.

Porque, no lo olvides: incluso la homeopatía, que por el hecho de ser sólo agua, no puede tener efectos secundarios, es peligrosa. Es peligrosa por cuanto un paciente, convencido de su eficacia, puede acabar abandonando tratamientos efectivos de verdad. Y en algunos casos, sí: se muere de algo que se podía evitar.